TEMAS INTERESANTES

NEUROEDUCACIÓN Y EDUCACIÓN TEMPRANA

El primer año de vida.

El niño, desde su nacimiento, tiene la capacidad fundamental de relacionarse e integrarse en el grupo al que pertenece, pero podrá desarrollar esta capacidad siempre y cuando haya alguien (madre, padre o cuidador primario) disponible para establecer esa relación social.

Son muchos los estudios que se centran en esas primeras etapas de la vida y en como la calidad del vínculo familiar afecta o condiciona el desarrollo del individuo. El bebe nace en un estado de indefensión total y necesita de otras personas para sobrevivir y desarrollar su potencial genético.
La experiencia que el niño viva (a través de los estímulos sensoriales) será parte del proceso organizativo de la maduración de su cerebro, redefinirá las reglas de interacción y garantizará un individuo integrado en el contexto ambiental y social en el que se desarrolla.
Las capacidades de un niño varían de acuerdo con factores endógenos (predisposición genética o herencia) y exógenos (tipo de contexto en el que se inserta el bebe, estímulos que recibe de sus padres, vínculos, tipo de lenguaje, rutinas de la familia, etc.). Estos factores van influir en como se desarrolla su personalidad en general.
Es muy importante el apoyo emocional, que permiten que se construyan, entre el bebe y los adultos que comparten su vida, vínculos suficientemente sólidos como para que se den las condiciones propicias para la satisfacción de todas sus necesidades. Este apoyo se da en un marco de vínculo de dependencia estrecha, estable y satisfactoria de sus cuidadores primarios.
La necesidad de contar con ese apoyo emocional del adulto y el interés por las relaciones humanas son rasgos de salud mental que el niño manifiesta desde que comienza su vida.


El aprendizaje modela el cerebro

“A mejores condiciones ambientales y mayor estimulación, mayor cantidad y calidad de vías neuronales conservadas en el futuro y menor número y calidad de neuronas eliminadas” (Cervino,C,2009)

“La importancia de este punto se puede ver en casos de negligencia o abuso extremo; si privamos a un niño de experiencias cálidas y enriquecedoras en los primeros años de su vida, el efecto de esa privación será devastador en el desarrollo de estas competencias y de los sistemas autorreguladores del cerebro (Shonkoff y Philips, 2000).

Por el contrario, un niño que crece en un ambiente cálido y adecuado, puede superar fácilmente un comienzo estresante en la vida.
El niño posee una mente que absorbe cualquier cosa que haya a su alrededor. Esta es una capacidad mental que lo ayuda a adaptarse mediante la observación y la absorción del ambiente (Maria Montessori). El niño absorbe a través de sus sentidos, para adaptarse no solo biológicamente sino socialmente al grupo al que pertenece, al lugar en donde ha nacido, a su lengua materna, a su cultura y a sus valores.
Los adultos recuerdan el ambiente, pero el niño lo absorbe. Las cosas, las personas y las situaciones pasan a formar parte de su psique. El niño “encarna” en sí mismo las cosas que ve, toca y escucha.
El cerebro adulto tiene una estructura madura y el del niño es un cerebro en vías de organización, que aprende fundamentalmente, por sus sentidos.
Al mes de vida hay una actividad intensa en las regiones corticales y subcorticales que controlan las funciones sensomotoras. La actividad aumenta agudamente entre el segundo y tercer mes de vida.
A los 8 meses, la corteza frontal muestra una actividad metabólica intensa. Esta parte esta asociada con la habilidad de regular y expresar emociones, y la capacidad de pensar.
El niño crea patrones sensoriales y motores, con los que imita, a su manera, lo que ve, toca y siente.

¿Que es importante observar en la evolución del desarrollo psicológico y cognitivo de un niño?

1/ El funcionamiento físico, neurológico y sensorial del niño, así como la coordinación de la motricidad fina y gruesa y las capacidades cognitivas que aparecen.

2/ Observar la forma en la que el niño se vincula con sus padres, maestros y personas de su entorno, la forma de “estar con el otro”

3/ Evaluar el estado de ánimo, los sentimientos que predominan (alegría, enfado, interés, diversión, celos, amor), la variedad, profundidad y adecuación de estos sentimientos, así como también la capacidad de regularlos.

4/ Observar en el niño si aparecen estados de ansiedad expresado en su conducta, juegos o verbalizaciones y la presencia de miedos.


“El desarrollo es producto de la herencia, de un proceso de maduración y de la acumulación de experiencias de vida, pero se verá alterado si no cuenta con un medio suficientemente favorable”.  D.W. Winnicott (1959)




LO QUE DEBEMOS SABER SOBRE LA FIEBRE

La temperatura corporal se estima como normal entre 36 y 37ºC; entre 37 y 37,9ºC se considera “febrícula” y se define como fiebre la temperatura de 38ºC o más, que generalmente, viene dada como síntoma de que el sistema inmunológico esta cumpliendo una función: el aumento de temperatura es una señal de que el organismo está combatiendo una enfermedad o infección.

Síntomas que acompañan a la fiebre:
-         Disminución de vitalidad
-         Vómitos inexplicables
-         Pérdida de apetito
-         Mejillas rojas
-         Piel caliente
-         Somnolencia

¿Qué hacer cuando un niño tiene fiebre?
Se puede intentar bajar la fiebre con un paño mojado con agua tibia (no fría), administrar antitérmicos.
Si comienza a subir sin control es necesario llamar al servicio de urgencias en el acto o acudir a un centro hospitalario. En estos casos, el niño puede convulsionar y puede perder la conciencia, en este caso es importante comprobar que no tiene nada en la boca, que pueda respirar con facilidad y no se ahogue con alimentos o su propia saliva.
Evitar arroparlo.

¿Qué hacer si tiene una convulsión debido a la fiebre?
Colocar al niño de costado, alejado de objetos duros. No mojar el cuerpo del bebé. Mover la cabecita hacia un lado para evitar que se ahogue. Controlar el tiempo de la convulsión para aportar datos al médico o servicio de urgencias mientras acudimos a un centro hospitalario.

Nunca administrar medicación sin indicación médica ni aplicar paños con alcohol porque se absorbe por la piel y puede causar intoxicación.




Métodos para tomar la temperatura del bebe
-         Táctil (beso suave en la frente o tocando apenas la piel del bebé). En caso de posible convulsión el bebé puede parecer frió al tacto. Es siempre conveniente el termómetro y estar atentos a los signos febriles.
-         Rectal (el médico).
-         Axilar (bajo el brazo).
-         Con un termómetro de oído (solo el personal medico)

Distintos tipos de termómetros
-         termómetros digitales: suelen medir la temperatura de manera más rápida y precisa.
-         Termómetros electrónicos: son los que se utilizan para medir la temperatura timpánica, (solo los utilizará el personal médico).
-         Termómetro de tira plástica: indican si el bebé tiene fiebre, pero no son adecuados para hacer una lectura precisa.
-         Termómetros para chupar. Requieren que el bebé mantenga la tetina en su boca durante unos tres minutos ininterrumpidos. Generalmente, arrojan valores inferiores al real. No son nada recomendables.

-         Termómetros de mercurio: no se venden ya en muchas farmacias y no se deben utilizar sobre todo en bebés por el peligro que entrañan. La Organización Mundial de la Salud ha propuesto el año 2020 como límite para eliminar este tipo de termómetros.



Los primeros trazos

A partir de los 2 años y medio existe una intención comunicativa, el niño empieza a dibujar para los demás y se preocupa por la aceptación y la valoración que el entorno realiza de sus creaciones.
Entre los 2 y los 6 o 7 años, el pensamiento, según  la psicología evolutiva, está dominado por la función simbólica, y el lenguaje, el juego y el dibujo son sus pilares básicos.
Las composiciones que hace representan la parte consciente, pero también y, en mayor grado, el inconsciente, y en este sentido nos debe interesar el mundo simbólico y los mensajes que el niño quiere transmitirnos, no su perfección estética. Es muy importante que exprese oralmente qué nos ha dibujado.

Etapas madurativas del dibujo infantil

De cero a dos años (etapa sensoriomotriz):

Es la etapa de la intencionalidad manipulativa-exploratoria. Manipulación de todo aquello que produzca huella, mancha o experimente variaciones en su aspecto. Actividades de mancha y embadurnamiento.
Ausencia de relación gesto-huella.
Ausencia de intencionalidad represantiva.
Los niños, a esta edad, suelen emplear los materiales como juguetes  y se dedican a agitar o arrugar el papel y a golpear la pintura a modo de palo o tambor. Sin embargo, aprenden rápidamente la utilidad de estos objetos por imitación y realizan trazos discontinuos cortos y aislados, que son mas el predominio de una descarga motora que un dibujo en sí.



De dos a tres años (comienzo de la etapa intuitivo-simbólica que se extenderá hasta los siete años):

Es la etapa de relación gesto-huella. Maduración de la estructuración espacial y coordinación oculomanual.
Intencionalidad manipulativa-expresiva.
Aparece el garabato con nombre. Intención de representar la realidad. Acceso al uso de símbolos.
Experimentación gráfica y creación de un vocabulario de formas (garabatos básicos, diagramas, combinaciones).

A esta edad suelen haber probado distintos materiales, pero prefieren la cera blanda, que les exige menor esfuerzo en su afán de rellenar el papel. La hoja se les queda pequeña y pintan mesa y paredes sin percibir límites, con predominio del trazo redondeado, dando vueltas y vueltas, es la pintura la que manda en el brazo, se mueve todo el cuerpo y el papel. Dan nombre a los dibujos sin que exista objeto reconocible.



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